jueves, 14 de diciembre de 2006

¿Cuánto vale una vida?

Hola de nuevo

Hoy, mientras venía en el tren, he tenido una reflexión que puedo aprovechar para subir a este blog. Acababa de leerme un libro (que podeis ver su crítica en el post de debajo de éste), y me había dejado en ese estado reflexivo que te queda cuando te acabas un libro que te ha gustado. Además, Renfe me había premiado con un hilo musical a base de la danza húngara Nº1 y 5 de Brahms.

Uno de los arrugados periódicos gratuitos que se pueden encontrar en todas las estaciones de tren de esta zona, me recordó la muerte de un atracador a manos de un guardia de seguridad, en la puerta de la casa (que vaya casa, ya quisiera yo para mi la mitad de esa casa) de una famosa familia de empresarios. Al parecer, el guardia de seguridad disparó en la cabeza y por la espalda al atracador en extrañas circunstancias (que además, el guardia de seguridad era el yerno de los propietarios de la casa). Este hecho puede abrir muchos debates, pero intentaré tocar sólo uno de ellos.

Hoy en día existe un miedo a los atracadores del este de Europa generalizado (entre las familias acomodadas, xq por mi barrio no roban mucho esta gente), y dada la volubilidad de las masas ante atracos con violencia como los que estas bandas llevan a cabo, la alarma general ha saltado. Entiendo entonces que las urbanizaciones propensas a sufrir ataques por estas bandas contraten servicios privados de vigilancia (cosa que podría significar otro post entero), pero me voy a centrar más particularmente en este caso. Uh hombre mató a otro por algo parecido al odio.

Imagino que el rechazo que estos atracadores pueden levantar en la población es muy elevado. Imagino también que, gracias a la fama que se han labrado, la gente tenga un odio acumulado contra ellos. Imagino también que, ante la vista de un atraco, la gente recuerde testimonios que han visto en la televisión, y tratándose de un guardia privado querrá neutralizar el ataque. ¿Pero cuándo todos estos sentimientos y tensiones pueden desembocar en un asesinato?

Otro debate a parte podría ser el de la opinión de la gente de la calle. Muchos justifican el asesinato al son de "ellos pueden hacer lo que quieran pero nosotros tenemos que ir con cuidado", o "si temes por tu vida, te defiendes". No quiero entrar en éste, pues no acabaría nunca, y no llegaría a ninguna conclusión. Me quiero centrar particularmente en el problema moral en particular. Porque no me creo que la gente de la calle, los que dicen que ellos también lo hubieran hecho, pueda soportar un cadáver sobre su moral durante mucho tiempo.

Por lo que he visto hoy en las noticias (ya que el caso me ha interesado), al parecer el guardia fue a buscar a los atracadores, que se encontraban huyendo cuando él llegó. Los encontró y, desde el coche en el que iba, disparó en cuanto tuvo visión contra uno de los atracadores. La bala entró por la nuca. En estos momentos, para mi punto de vista (que no soy juez, y por eso doy un punto de vista tan apresurado), se derrumba toda la posibilidad de acto en defensa propia. Entonces... qué ha llevado a un hombre hasta hace poco inocente a matar a otro por la espalda?

Porque creo que, pese a ser de esos famosos atracadores que salen por la tele, son hombres. Quizá sería populista decir que son hombres más cabrones que nosotros, pero son hombres. Pienso en los impulsos que pudieron mover al guardia, a los sentimientos que le llevaron hasta ese punto. Imagino que la tensión generada por los medios de comunicación incrementó el rechazo y odio hacia este tipo de atracadores. Quizá también influyó que atacasen la casa de sus suegros, a quienes (si cabe) defendería con más ahínco. Esos sentimientos forzaron su maquinaria hasta tal punto que, por lo que había oído (ya que los atracadores no llegaron a atravesar ninguna puerta interior. Pagaron a causa de la generalización que se hace en los medios), decidió que, si de él dependía, morirían en ese mismo momento. O como poco, los capturaría si para ello tenía que acabar con la vida de alguno de ellos.

A estas alturas creo que ya he puesto encima de la mesa algunas ideas. Ideas de reflexión, no de afirmación. Porque no soy capaz de llegar a ninguna conclusión, ya que este problema es intrínseco a la naturaleza humana. Después de todo, quizá la gran mayoría de nosotros, de haber estado en el lugar del guardia y saber lo que él sabía, hubiéramos sentido lo mismo y probablemente hubiéramos obrado igual. O quizá no.

No me gustaría que con este post se cuestionase nada acerca de una persona en particular, sinó sobre la naturaleza humana. Es muy fácil imaginar "en caso del guardia, yo no hubiera reaccionado así", pero creo que la realidad es muy distinta. Simplemente, invito a los lectores de este post a cuestionarse que pudo mover al guardia. ¿Que llevamos dentro que nos hace llegar hasta estos puntos? Creo que sería una bonita reacción.

Eso es todo. Discutiré cualquier propuesta con quien quiera, pero por iniciativa propia no voy a ahondar más en el tema.

Nos vemos y que vaya bien.

P.D.: Escrito al son de "Que se joda el viento". Pido disculpas, pero miré el blog de Doblas y no pude dejar de escuchar esta canción. Lo bueno es que aún sigo sorprendiéndome a mi mismo.

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